LA
PEQUEÑA LI Y
LAS ABEJAS
La
primavera olía a rosas,
jazmines, lirios azules morados celestes y blancos, los yuyos cubrían
los prados de los campos como una alfombra amarilla, y las mariposas iban agitando sus alas de un lado a
otro nutriéndose, del rico néctar de las
flores, la danza más hermosa la estaban efectuando las abejas que
iban y venían desde los jardines hasta la colmena .
Esa mañana habíamos madrugado con papá, para ir a supervisar el colmenar, de La Sra.
Flandes después de recibir un telegrama
desde la Capital ,
en el que pedía encarecidamente le
viéramos sus abejas, como de costumbre Jonás nos llevaba la delantera,
mojándose las patas con el rocío de la
mañana, una vez
que llegamos al colmenar, papá se
detuvo frente a cada una de ellas, luego
me dijo.
-Ven Pequeña Li, acércate sin miedo.
Yo tímida me acerqué muy despacio, papá
estaba casi de rodillas observando el cajón de abejas, cuando estuve a su lado
me rodeó con sus brazos, su cabeza casi
junto a la mía, me preguntó ¿qué vez?
Entonces le respondí.
Salen abejas por la entrada de la
piquera, pero también vienen llegando
algunas que entran al cajón o la colmena.
¿Y que particularidad tienen las que
vienen llegando?
Ha, sí, ya veo traen las patitas rojas, amarillas, naranjas pero esa no trae las
patitas amarillas ni rojas ni naranjas no trae nada.
-No. No es que no traiga nada, esa
trae su buche lleno de néctar para fabricar la miel, y las que traen polen en las patitas porque eso
es polen, y es para fabricar el alimento, de la futura población del colmenar, ya sea las abejas o zánganos o
la reina.
¿Y que hacen los zánganos?
Bueno
los zánganos son los machos de la familia de abejas, ese es otro cuento
que te lo explico después.
¿Y La Reina?
La Reina, es algo así como la mamá de
toda la familia, y además Reina, y lo más
importante ella se encarga de poner muchos huevos u ovar en cada una de
las celdillas de los marcos que tiene la
colmena, o sea la casa donde residen, y de esos huevos van naciendo las abejas,
los zánganos incluso la Reina.
¿Entonces la Reina pone tres clases de huevos?
-No, La Reina
pone dos clases de huevos, en las
celdillas normales ovala sus huevos y las abejas nodrizas se preocupan de
cuidar de ellos para que nazcan nuevas abejas (obreras) de estas mismas celdillas cuando ellas
quieren que nazca una nueva Reina, antes de los tres días lo alimentan con
jalea Real y lo cuidan en forma especial, así
dan origen a una nueva reina y la celdilla crece de tal manera que
parece un capi de maní.
-¿Y los otros huevos?
-Hay unas celdas más anchas o mejor
dicho más grandes, los huevos que La Reina
deposita en esas cavidades salen zánganos.
Eso es todo lo que me manifestó papá.
Entonces
yo le pregunté, nuevamente ¿cómo es eso de las nodrizas? ¿Que son las
nodrizas?
-No, no son otras abejas, en
realidad ese es un cuento largo que
después te lo contaré más detallado para que lo entiendas mejor.
Pero dime papá, que son las nodrizas.
Son
las mismas abejas, que no han salido aún al campo se quedan veintiún
días dentro se la colmena, haciendo los trabajos que necesitan hacer en el hogar que las cobija. ¿Cuáles
trabajos?
Por ejemplo uno es cuidar los huevos que pone la Reina y se convierten en
larvas, para que puedan desarrollarse
necesitan caloría y ser alimentadas, eso lo hacen ellas, las nodrizas. ¿Y qué más hacen?
-Uf - después te explico ahora sigamos observando
los cajones.
Caminamos con papá frente a los cien cajones aproximadamente que
tenía en su quinta La Sra. Flandes, se
detuvo frente a uno y me dijo. Observa
la entrada, -No veo nada anormal le
respondí. -Observa bien - Miré detenidamente, parece que solo traen miel
manifesté.
Bien, muy bien Pequeña Li, manifestó
papá. En esta colmena no está entrando polen, eso significa que no hay huevos o
sea crías nuevas y si eso es así tampoco hay Reina. Yo lo miré asustada.
-O sea que están sin mamá.
Bueno si tú lo quieres llamar así.
¿Y qué harás? Tengo dos alternativas, una es colocarles una Reina o sacar un marco de
otro cajón con huevos recién puestos que no tengan más de tres días, y agregarlo en esa colmena que está sin Reina. Así las abejas empiezan ellas a hacer
inmediatamente una nueva Reina.
Seguimos observando cajón por
cajón, luego se detuvo frente a
otro, movió la cabeza y empezó a
destaparlo, yo lo miré asustada, porque
iban a salir las abejas y nos iban a picar, papá se rió
ese cajón no tenía nada estaba
vacío, le pregunté ¿Porqué no tiene abejas? Nuevamente me respondió.
Por varias razones, puede ser porque se fueron, no les gustó algo y se fueron.
¿Y qué, no les gustó?
-Puede ser
el lugar, por húmedo o por un mal olor, o porque entraron hormigas, o
alguna lagartija, también podrían haber muerto.
¿Y porqué se podrían haber muerto?
-Primero por falta de Reina, entran en un
estado de depresión, y sin Reina se termina el panal porque no nacen nuevas
abejas y no hay huevos, es la reina la que hace crecer la población de un panal. También por otras razones, a veces se
mueren de hambre, o de frío o por alguna enfermedad, que las ataca, como es la
varroa.
¿Qué es la varroa? -Bueno la varroa es un ácaro. Y si no lo
atacamos se muere todo un colmenar.
Una vez que papá observó todo el colmenar, dijo. Voy a colocarle un
marco con huevos a ese cajón que no
tiene Reina, no te acerques tanto pequeña Li, que te pueden picar. Manifestó.
Acercándose a una colmena, sacó el techo
luego el entretecho, un ruido ensordecedor,
salió de la colmena, junto con un montón de abejas que empezaron a
rondar a papá, yo me escondí detrás de un manzano, rápidamente volvió a tapar el cajón dejándolo igual como estaba. Salimos de la quinta regresando a casa, volveremos
con el ahumador y las herramientas necesarias, para hacer algunos cambios, terminó diciendo.
¿Qué cambios quieres hacer?
-Primero que nada, ponerle un marco con huevos
a ese cajón que no tiene Reina, y
después sacar núcleos de los cajones que ya tienen una gran población y están a
punto de salir las familias o sea de
enjambrar, un enjambre es cuando sale
una familia y generalmente se posa en un árbol formando una pelota de abejas.
¿Qué son los núcleos? - El núcleo es cuando se revisa el cajón o
sea la colmena, y si hay abundancia de huevos
y muchas abejas, se sacan marcos
con huevos de uno hasta tres días, estos
van cubiertos con abejas, se sacan desde
dos a tres marcos más un marco con miel se colocan en un cajón chico, con
capacidad sólo para los cuatro marcos, y se dejan allí para que se forme una
nueva familia y las abejas hagan su Reina, esto se llama núcleo ciego ¿Y porqué un cajón chico?
-Porque así
queda más abrigado que es lo que necesitan las crías aproximadamente
treinta y cinco grados Celsius.
Regresamos a casa y mamá Bella nos sirvió desayuno, luego papá preparó sus herramienta, volvimos a la quinta
de La Sra. Flandes. Con el ahumador
encendido, êl toma marco, un cuchillo y todo el equipo protector.
Papá empezó a manipular los cajones,
yo lo observaba desde lejos, destapó el
primero saliendo las abejas enfurecidas, con el humo logró calmarlas, sacó unos marcos colocándolos en otro cajón fue
tanta mi curiosidad que me acerqué a
mirar, habían muchas abejas volando,
varias me rodeaban zumbando fuerte por sobre mi cabeza, escuché la voz de papá, que me dijo.
¡No
te acerques! Sólo recuerdo un fuerte
dolor, en el lado izquierdo del mentón y
al correr parece que fueron más
las que se integraron a mi persecución, yo me sentí aterrada,
gritando desesperada, corrí hasta
un corredor, pero seguí con las abejas encima. Divisé a papá que venía a socorrerme. En ese momento
otro pinchazo en el mentón me hizo gritar muy fuerte y mi pelo parecía que
tenía todas las abejas de una colmena, desde ahí no supe nada más. Entre nieblas me parecía flotar o volar ir subiendo
o ir cayendo, para quedar en un reposo absoluto.
EN
LA COLMENA
Unas
manos suaves acariciaban mi cara, comprobé que estaba , cubierta con algo que intenté poco a poco ir retirando
hasta despejarme bien, esas manos
amorosas me ayudaron a salir de mi celda en que me encontraba, abrí
los ojos muy sorprendida me
encontré frente a una nodriza, respiré
el aire que por primera vez entraba a mis pulmones, respiré más profundo,
con mucha calma reconocí que me encontraba en un panal de abejas,
dentro de una colmena, con una luz muy
tenue, la sentí agradable como un crepúsculo relajante, no
tenía fuerzas para detenerme a pensar, mi
nodriza, me acicaló me arregló mis alas pacientemente, luego me
llevó junto a unas larvas, y me dijo. Yo fui tu nodriza por varios días, te cuidé, te alimenté y hoy estoy orgullosa que estés
aquí, ahora tendrás que hacer tu de nodriza, nos acaban de traer desde nuestra
colmena, a una nueva colmena, tenemos aquí
nuevas hermanas que estaban sin Reina. Mira ahí esa celda ves al fondo hay un huevo que
ya tiene dos días, tu quedarás a cargo de él, para que en quince días más nazca
una Reina y tu serás la responsable, o sea serás su nodriza.
-Yo estaba atónita, pero como dije,
no me detendría a pensar, luego me llevó
a unas celdas donde había
almacenado polen, propóleo, y amago
este es el alimento para La Reina, pero también debes proporcionarle
jalea real, que en unos días más tus glándulas empezaran a segregar, esas
glándulas salen de tu cabeza vienen directamente desde tu cerebro. Por ahora
viene otra nodriza a ayudarte con la
jalea, me dijo. Yo siempre te voy a ayudar, mi nombre es Poly cárnica, no lo olvides,
ahora debo ir a hacer otros
trabajos, luego te cuento, y se
perdió entre un montón de abejas que
también estaban cuidando crías nuevas.
Después de atender ya a mi Reina, aunque aún sólo era un minúsculo huevo, que siendo
tan pequeñito me había encariñado enormemente, dándole una protección maternal extraordinaria, Con
la jalea real que le proporcionó la otra nodriza y que pronto se fue depositando en todos los huevos que pudo de
uno dos y tres días, pero en la celdilla de mi reina debíamos alimentarla
constantemente con jalea. Observé a otras nodrizas, que estaban cuidando de dos tres y hasta cuatro
huevos, le pregunté a una de ellas, porque a mi me habían dado uno solo, entonces
me respondieron.
Es que tu estás cuidando a La Reina,
y como habemos tan pocas, tenemos que cuidar varias crías al mismo tiempo, no
olvides que nosotras llegamos en un marco desde otra colmena, y nos vinimos sin
Reina por eso tu estas cuidando a nuestra futura soberana, además este palacio no tenía Reina,
estaban huérfanas.
Pronto vinieron tres nodrizas quedándose a mi
lado, yo les pregunté ¿Porqué vienen?
-Porque tenemos que darle calor, y
como la temperatura bajó debemos cuidar de la Reina ,
dejamos a nuestras ninfas solas porque ya no necesitan tanto abrigo,
están por salir, mira ve ahí viene saliendo una de su celda.
Efectivamente desde una celda venía una ninfa ya convertida
en abeja, asomando su cabeza, no era la única, varias otras le seguían y desde una esquina había un conjunto de
huevos más grandes desde allí empezaron a salir unas abejas más grandes,
entonces mi compañera me explicó que esos eran los machos, que debían estar
maduros para cuando naciera La Reina. No
se cuanto tiempo había pasado pero todas trabajábamos haciendo un constante ruido que era como una
grata melodía, en el que hacer.
Poly no había
venido a verme, pero justo en ese
instante apareció agitada.
Estoy
muy cansada manifestó.
Porque he estado haciendo una limpieza general en esta colmena y
han sido dos nodrizas las que me
ayudaron, este palacio tenía muy poca
población, pero cuando nazca nuestra Reina creceremos y seremos una gran ciudad. Luego me preguntó.
¿Cuál será tu nombre? Li, le respondí, pero puedes decirme Pequeña Li, terminé diciéndole. ¿Así quieres
llamarte? ¡Así te llamaremos! Pero eres
cárnica, no olvides que llegaste conmigo
en el mismo marco, nuestras hermanas que vivían en este palacio son Italianas
lo importante es que nuestra Reina es también cárnica. Ahora que ya están naciendo
algunas princesas me llevaré a las
nodrizas para hacer otros quehaceres.
Se comunicó con tres
nodrizas y fueron a tapar algunas
aberturas que tenía nuestro palacio, dejando el techo herméticamente cerrado y firme, luego se dedicaron a encerar el piso y los muros,
no les vi descansar en ningún momento,
la temperatura había empezado a subir entonces una gran cantidad de nodrizas
dejaron sus crías y empezaron a batir las alas para controlar
el calor que estaba haciendo, con este
mismo método extraían el agua de la miel
para hacerla madurar, aplicándole en el
último momento una gota de ácido fórmico, para su conservación, después de esto venían otras abejas jóvenes a
opercular las celdas llenas de miel o sea a sellarlas, lo que significaba que
esa miel estaba en condiciones de ser retirada por el hombre.
Por
el piso varias abejas se deslizaban arrastrando un cadáver, mi compañera que estaba a mi lado
dijo. Esas son las necróforas, las encargadas de retirar toda hermana muerta.
Sentí
pena y me pregunté ¿porqué habrá muerto?
De cansada y vieja me respondió una
de ellas, en este tiempo trabajamos
demasiado, sólo vivimos seis semanas, pero ese corto tiempo es bellísimo
tenemos una abeja historiadora, que es
la encargada de contarte toda nuestra historia,
después es otra que la va contando así siempre estamos al corriente de
todo lo nuestro.
No había terminado de hablar cuando
nuevamente apareció Poly a mi lado, observó
mi larva, ¡hermosa! Manifestó, con alegría.
Yo me sentí
muy feliz porque mi protegida estaba evolucionando excelente, Poly no venía sola. Me presentó a su compañera. Esta es Pola, la historiadora del palacio, ella te puede contar muchas cosas, ahora yo me voy de guardia, estaré en la entrada,
cuando nazca nuestra reina, tu tendrás
que hacer lo mismo que he hecho yo, barrer,
limpiar celdas, regular la temperatura con nuestras alas, o sea
ventiladores, necróforas,
opercular, es decir sellar las
celdas llenas de miel, como también las larvas ahora guardia después no sé lo que haré, terminó diciendo.
Se perdió entre algunas nodrizas, que
en ese momento estaban limpiando las celdas de donde habían salido las recién
nacidas, yo saqué amago de una de las celdillas para alimentar a mi larva, fuera de la jalea real que yo le estaba
proporcionando de mis glándulas, entonces inmediatamente vino una nodriza a
limpiar la celdilla que dejé vacía,
cuando terminó se quedó un instante observando pero una abeja
pecoreadota aterrizó a nuestro lado con sus canastillos llenos de polen, se lo
entregó a la nodriza que estaba
observando como si la estuviera esperando y esta con la cabeza lo empujó al interior de la celda, me miró
y me dijo. Que no te falte alimento
para nuestra Reina. A mi alrededor empezaron a llegar muchas abejas
pecoreadoras o recolectoras cargadas de
polen, de diferentes colores, otras traían agua, néctar y Propóleo este último es un elemento extraído de los
árboles que se ocupa para cellar la colmena, estaban todas felices porque
pronto tendrían su Reina y cada una
haciendo lo suyo.
Mi larva ya había dejado de ser una larva era una
ninfa y su capullo enorme,
tendríamos una Reina robusta y
sana, entre las tres la cuidábamos y
cuando la temperatura bajaba venían otras a protegerla, porque no era suficiente el calor de tres menos el
de una sola.
Los días pasaron tan rápidos que nuestra Reina ya
estaba en condiciones de abandonar el capullo, para salir al Palacio, hubo un
gran regocijo en el panal cuando ella
nació, yo su nodriza la limpié, le arreglé
sus alas como si fuera un hermoso traje de tull, su cara bien acicalada
toda ella fue preparada luego le di alimento, estaba un tanto nerviosa,
entonces vinieron unas abejas ancianas
que se consideraban las más sabias a
escoltarla.
En este primer día recorrió todo el Palacio, aún no podía reinar, en cierta forma no estaba
coronada, a su paso las súbditas no le
hacían ninguna reverencia, al segundo día
teniendo un clima cálido y el sol
radiante, nuestra alteza aún nerviosa se
dirigió a la salida con toda su comitiva y emprendió el vuelo, yo no pude salir
a verla pero Poly que estaba de
guardiana en la entrada emocionada me contó.
Altiva
como lo que es una Reina, salió,
se detuvo un instante en la entrada, dio
algunas vueltas como reconociendo su palacio desde afuera rodeada de las
sabias ancianas y luego voló derecho
hacia el firmamento, cualquiera
pensaría que iba derecho a
encontrarse con el mismo sol, de nuestro
palacio salieron los machos
Apresurados,
pude ver que otros machos venían de
otros lados.
Poly también me contó que cuando la reina no
podía salir en su vuelo nupcial por una larga lluvia después de veinte días
ella se quedaba soltera, y nunca contraía matrimonio, eso era catastrófico
porque era como quedarse sin reina, sus huevos eran sólo de zánganos.
La colmena quedó en silencio en una
larga espera, toda su población estaba
emocionada y ansiosa por el regreso de la Reina , porque a su llegada ella vendría coronada, en condiciones de Reinar y empezar a ovar en las celdas que ya le teníamos preparadas,
para el crecimiento de nuestra ciudad,
nos daba la impresión que el tiempo no pasaba, angustiadas
seguíamos trabajando. Yo estaba de barrendera, limpiando algunas celdas de
varias nodrizas recién nacidas, después
seguí con el piso, pensé que me cansaría
pero era tanta mi emoción y mi angustia que igual corría de un lado a otro.
Poly muy nerviosa de guardiana a la
entrada, cuando barrí unos deshechos, me dijo.
Ven, mira ven, el sol ya se está, entrando y nuestra reina no vuelve,
entonces le pregunté. ¿Qué puede pasar
si no vuelve?
No te digo nada, porque no quiero ser la que llama la mala
suerte.
-Algunas escoltas estaban en la
entrada, de pronto un ruido nos
sorprendió, sí era nuestra Reina,
venía aumentada muy aumentada, de abdomen por lo tanto se veía mucho más grande
imponente. Hizo su entrada grandiosa,
escoltada por las sabias del palacio, descansó
un segundo, luego fue alimentada
e inmediatamente empezó a dar
ordenes pasó revista por todo el
Palacio, ese fue un gran momento,
después de toda la ovación reconociendo su cargo de Reina empezó a ovar en uno de los marcos del centro
del Palacio con celdillas preparadas
para futuras trabajadoras, con gran
cantidad de polen y miel en los extremos, al instante empezó una organización,
completa, corriendo para preparar la
cámara de cría, en nuestro Palacio reinaba una felicidad indescriptible, a esa
hora ya estaba toda la población entregando lo recolectado en el día, faltaban
algunas que posiblemente perdieron el camino o se accidentaron, o bien se les
hizo tarde y no pudieron regresar pernoctando en alguna rama para protegerse
del frío esperando la mañana para regresar
con su néctar y polen a Palacio.
Regocijadas por tanta alegría la abeja historiadora Pola, nos empezó
a relatar algunas historias de lo que a ella le habían enseñado,
diciéndonos que todo lo que ella nos dijera a la vez nosotras deberíamos hacer lo mismo con las nodrizas que fueran
naciendo.
Nuestra vida en esta época de primavera y verano es muy corta, por eso debemos contarnos todo para así conservar nuestra cultura, dijo: luego siguió
relatando.
Hacen
muchos pero muchos años, vivíamos
en troncos de árboles, soportando
muchas incomodidades, y peligros, generalmente perecía mucho más de la mitad de nuestros grupos
sociales, hasta que el ser humano se dio
cuenta que nuestra miel era rica en proteínas y rica en sabores, como
también la cera, con nuestra cera ellos
pudieron alumbrarse, encerar sus
Palacios y actualmente el pólipo también lo están usando para las
quemaduras, para que decir de nuestra
jalea real, esa la consumen para no envejecer y el polen es una excelente
vitamina como también el pro póleo.
Fue cuando empezaron a
construirnos unas casas rústicas, pero
mucho más cómodas que un tronco de árbol, las primeras las hicieron con techo de totoras, así
poco a poco fueron perfeccionándolas hasta llegar a estos palacios que
tenemos ahora. Hubo muchos científicos
que se interesaron en nosotras,
incluso filósofos Aristóteles también dedicó parte de su tiempo investigándonos.
El científico Plinio uno de tantos
manifiesta en su libro que Aristómaco se dedicó
por cincuenta y ocho años investigándonos, otros sabios se fueron a los campos a vivir
junto a nosotras para estudiarnos, incluso a uno de estos sabios le llamaban “El Salvaje” aún
así les falta mucho por aprender de
nosotras.
Otra abeja sabia que se encontraba escuchado con todo
respeto a la historiadora Pola, dijo primero su nombre. Yo soy Pili una de las
antiguas de este palacio, y soy Italiana, a nosotras las Italianas nos trajeron
acá al fin del mundo vale decir a Chile en
Sudamérica en el año 1844. Desde
entonces hemos ido creciendo y produciendo, pero ahora les voy a contar cuando una vez se juntaron dos Reinas,
sucedió que estábamos listar para
enjambrar, porque la nueva Reina
había cumplido el periodo de princesa Ninfa, entonces estaba
a punto de salir de su celda, nosotras ya preparadas con nuestras meriendas,
llenos nuestros buches, habíamos saqueado el palacio, siempre tratando de
llevar lo que más se puede porque nunca se sabe como pueden darse los medios en
esa búsqueda de un nuevo hogar, listas para enjambrar con nuestra reina, cuando
vinieron torrenciales lluvias, viento y
mucho frío entonces para evitar el encuentro de dos Reinas aplazamos la salida
de la princesa, tapando y tapando el
capullo pero desde adentro ella insistía
abriéndolo con fuerza. El tiempo
no mejoraba ni un rayo de sol , y la lluvia no amainaba, la espera fue larga,
hasta que la nueva reina salió, del capullo no pudimos retenerla más y
ocurrió lo que todas temíamos, se enfrentaron, las dos fuertes,
altivas y arrogantes, todas miramos el combate, tranquilas no estábamos impresionadas porque
sabíamos que eso iba a suceder, y las
dos Reinas eran de nuestro Palacio, por lo tanto todas éramos imparciales,
las celdillas estaban con huevos,
podríamos hacer una nueva reina, y fue lo lamentable que cada una usó su
aguijón muriendo simultáneamente las dos.
Y antes de ese desenlace teníamos
nuestra Reina que ya era una anciana,
venía en el capullo, La Reina nueva justamente la
que murió en el combate, con la que
íbamos a enjambrar.
La Reina,
ya anciana no podía poner huevos de princesas sólo de príncipes o sea de
zánganos, como les llaman a nuestros machos.
Nosotras no le podíamos dar muerte porque era nuestra Reina, entonces
cuando nació la princesa nueva le hicimos
una especie de celda a nuestra Reina anciana, y toda su corte le hizo prácticamente un cerco
para protegerla, cuando vino La Reina nueva para darle
muerte allí estaba protegida como en una cárcel para que muriera de vieja y
hambre, pero que no fuera sacrificada, después de haber contribuido a la población con más de millones de abejas, zánganos y unas cuantas
Reinas. Tenía que tener un fin con dignidad.
Volviendo al lamentable suceso cuando
las dos Reinas simultáneamente se clavaron los aguijones muriendo ambas, todo
esto fue muy rápido hasta que nos
quedamos sin Reina, Con los huevos que habían, hicimos otra Reina al instante,
inmediatamente después del combate de las dos últimas que combatieron,
heroicamente como son Ellas..
Después de ser arrojadas en calidad
de cadáveres por la necrófilas, al exterior de nuestro palacio. Yo fui la
nodriza de la que esperábamos fuera
nuestra futura Soberana, todo anduvo bien hasta que nació en perfectas
condiciones, a los tres días después de
haber nacido, salió con su escolta a la
danza nupcial, por la tarde regresaron,
pero lamentablemente venía sólo la mitad de la escolta sin nuestra Reina,
manifestando que habían sido atacadas por golondrinas, y así nos quedamos sin Soberana hasta que nos trajeron ese marco
donde pudimos hacer nuestra nueva Reina la que cuidaste tu Pequeña Li con tanto
esmero.
Este fue el relato de Pili, (la
italiana) me dejó muy triste pero con un final feliz porque al fin teníamos
nuestra Reina Pili era italiana por lo tanto muy rubia ella estaba en el
palacio cuando llegamos nosotras las que veníamos éramos cárnicas muy morenas
el amo nos decía mis negritas, después de esto nos fuimos como arquitectas a
hacer celdas, gracias a nuestras glándulas
ceríferas, construimos en muy corto tiempo un marco completo dejándolo
en optimas condiciones para que nuestra Soberana ovara, ya habíamos terminado
estábamos listas para empezar otro marco
cuando Pili nos llamó para embalsamar, yo la miré interrogativa, mi
compañera que era más antigua que yo me dijo;
Vamos, ya veras lo que es
embalsamar, -Bajamos al piso del
Palacio encontrándonos frente a un
caracol, que avanzaba arrastrando su minúsculo palacio a cuesta, tres de mis
compañeras empezaron a molestarlo hasta que
lo amedrentaron ocultándose en su pequeña casa, entonces todas corrimos a cerrarle la
entrada con nuestra cera que podemos
producir de nuestras glándulas que poseemos en nuestro abdomen, luego para que no pudiera salir, le aplicamos
propóleo bien concentrado, regresamos a
nuestros panales tropezando con algo.
Pili dijo. ¡Es un chape! Pero
como pueden ver está completamente embalsamado.
Sólo se veía una pelota de cera con
forma de chape, Fue entonces cuando Pili nos contó, que una vez cuando estaban
invernando todas formando una pelota para abrigarse mejor y dejar que pasara el
invierno, entró al Palacio una rata
pequeña, esta durmió allí varios días
alimentándose de cera, y miel, al pasar
los días no pudo salir, porque creció, lamentablemente siguió creciendo,
ocupando casi la mitad del Palacio,
cuando llegó la primavera, y el hombre abrió el cajón encontró
allí la tremenda bestia, ocupando
toda la mitad de nuestra colmena y nosotras amontonadas a un rincón,
pero esta bestia estaba embalsamada.
Terminamos
de construir el último marco con celdillas de abejas y zánganos cuando nuestras glándulas ceríferas ya se nos
habían agotado, entonces dejamos de ser
arquitectas, y pasamos a la guardia, varios días en la entrada Poly salió de la
guardia y dijo que nos esperaría en nuestra última etapa para salir a nuestro
primer vuelo.
Así
fue que una tarde todas las nodrizas, salimos por primera vez en una
danza de reconocimiento para aprender a volar y conocer nuestro
territorio, nuestras alas eran lo más maravilloso
nos sostenían en el aire bailábamos sin cansarnos, cantábamos de alegría, estábamos viviendo una etapa de nuestra corta
vida, hacíamos rondas,
dando vueltas y vueltas alrededor de nuestro Palacio, muy pronto recibimos la orden de entrarnos,
nuestra danza nos duró aproximadamente una hora, felices esperaríamos la mañana siguiente porque ya
habíamos pasado a ser pecoreadoras, las
encargadas de recolectar alimento o sea néctar
polen agua y propóleo, el néctar para la miel y el polen para las nuevas
crías, con el agua se trabajaba la miel y el Propóleo para cellar la
colmena. Mi felicidad era tan grande sabiendo que saldría a volar por los
aires recorrer los campos y posarme en
diferentes flores, para extraerles su
rico néctar.
No sentí como pasó la noche, muy
temprano empezamos a desplazarnos una a una, cuando los primeros rayos de sol
empezaban a caer como tentáculos sobre nuestros palacios, dimos varias vueltas,
otras dieron vueltas dibujando un ocho estas últimas con esas vueltas dejaban dicho
que irían muy lejos, nosotras que sólo
dimos una vuelta iríamos mucho más cerca, suspendida en el aire aspirando el
perfume de la mañana era tan hermoso. Contemplar las praderas sembradas de trébol, poleo, y
hierba buena, pero nosotras fuimos a buscar néctar a unos árboles de la zona,
zumbando, en el aire, suspendidas en el espacio, yo diría suspendida en el viento, columpiándonos en ángulos
cruzados entre árboles y rayos del sol,
entre nubes y avenidas, disfrutando un atardecer diáfano, y tranquilo como un
remanso en la curva de un río, no sé cuantos viajes hicimos llevando
néctar, ya con poly casi no me veía, a
veces nos topábamos en la entrada de la
colmena. Me sentía liberada resoluta, volando con fuerza con ahínco, la feromona de nuestra Reina nos daba fuerza
para trabajar y trabajar y hacer crecer nuestra colmena.
Esa mañana, recibí la orden de ir a
un huerto de maíz, para lo cual necesité
llevar miel en mi buche, para poder amasar el polen e introducirlo en
mis cestillas que tengo en mis patas traseras, todo el día, acarrea y acarrea,
polen, pero después de varios días nuevamente debí volver al acarreo de néctar
alternábamos para que nuestro buche descansara
y trabajaran nuestras cestillas, así como nuestro vuelo era raudo.
Y raudo también era el tiempo, no nos
dimos cuenta, cuando nuestra colmena estaba llena, de miel de crías de pro polio, de machos de
huevos, habíamos trabajado tanto pero
valió la pena, nuestro palacio tenía tres pisos y estaba lleno, era hermoso deslizarse entre un piso y otro.
Entonces un grupo de princesas, dijeron que
teníamos que enjambrar, hubo un gran alegato, al final la gran mayoría decidió
emigrar, entonces empezaron los preparativos, llenar nuestros buches de
alimento porque no sabíamos como nos iría en esa decisión, de buscar un nuevo
palacio, corríamos de un lado a otro
eufóricas, zumbando la canción más excitante, y cuando el sol nos daba directo
en nuestro palacio, empezó la gran marcha, vale decir la enjambrazón, como un
gran chorro de una represa reventada, salíamos por donde podíamos, cualquiera diría que la colmena está
reventando, el ruido era espantoso, ya estábamos casi todas afuera listas para posarnos en el árbol más
próximo, pero nuestra reina no nos siguió, después de este tremendo revoleteo,
debimos volver, cansadas con nuestro buche lleno, y el instinto de emigrar, la
esperanza innata de fundar una nueva ciudad, un nuevo hogar, normal y lógico en
nuestra vida social.
Furiosas regresaron todas, las
avezadas insultaron a nuestra reina tratándola de cobarde, de floja, y así
muchos epítetos. Como estaba tan cansada me dormí profundamente, pero al día
siguiente, como todas estábamos con los buches llenos listas para partir,
nuevamente las que dirigían el enjambre empezaron la marcha el cántico de partida
tan característico, la danza, sobre la
colmena único, como una nube, de perlas entrelazadas, con su propia música, la
danza se prolongó por largo tiempo, y nuevamente la reina no salió, al igual
que el día anterior hubo que volver,
ahora aún más furiosas, yo no sabía que hacer, consideraba que era “Mi
Reina” porque yo había sido su nodriza, la vi sin voluntad, muy triste, ¡no
había querido emigrar!- ¿O no había Podido?
Ella había vivido el amor, ella era madre, ella era hermosa, ella era La
Reina, pero a la vez una esclava, renunciar a la luz, a la libertad, a no poder volar por los
campos, las praderas, no poder posarse en flores aromáticas, con néctar y
polen, ¡hoy estaba triste!.
Era el tercer día con deseos de enjambrar, ahora aún más
inquietas, salieron, al igual que los días anteriores, pero también la reina no salió, su rabia, su
ira fue sin límites, cuando entré a la colmena, pude observar que el amo tenía
una rejilla a la entrada, y vi allí la
Reina tratando de salir,
pero con su cuerpo pesado y su abdomen aumentado no podía pasar, la
ayudé a entrar o sea retroceder porque estaba atascada en la rejilla, traté de
decirles pero eufóricas iracundas, no me escucharon, y se fueron sobre nuestra
Soberana, dándole muerte, y pensé. ¿Como con tanta inteligencia, no han sido
capaz de descubrir la trampa que les
hizo el hombre?.
Mi pena, mi dolor era tan grande, me
sentí traicionada por el ser humano, él jamás sabría el dolor causado a nuestra
colmena, nuestra naturaleza es enjambrar, con nuestra Reina.
Al día siguiente, ya todo estaba
calmado, muchas salimos temprano en busca de polen y néctar, las nodrizas que
quedaron en el palacio, se dedicaron a hacer reinas. Sólo bastarían quince días, pero en esos
quince días podrían pasar muchas cosas.
Volvía
ya con mi carga, cuando supe que teníamos reina, pero me pregunté aún no habían
pasado quince días, vino Poly que no la
había visto, y ella me dijo.
No, no
tenemos reina, lo que pasa es que una compañera nuestra se coronó sola, y ahí
está poniendo. De los huevos de estas reinas falsas, sólo salen machos, Pero no te preocupes Pequeña Li, ya falta muy
poco para que Nazca nuestra nueva Reina, mira aquí están los capullos, hay
varios, y se ven hermosos.
LA ENJAMBRAZÓN
Así fue, como llegó el día en que
nació una hermosa virgen que sería nuestra reina, ella se preparó para el vuelo
nupcial, entonces nuevamente decidieron salir con ella en su vuelo nupcial,
porque quedaron en la colmena otros huevos de reina, que sus nodrizas
defendieron y taparon para que estas ninfas permanecieran allí, caso contrario
la primera que había salido los iba a destruir, nuevamente empezaron los
preparativos, y cuando la Reina
estaba lista para emprender el vuelo nupcial la colmena totalmente
convulsionada, la siguió la gran mayoría, poly me vino a buscar y me dijo.
¡Vamos! Esto es lo más hermoso algo que tú aún nunca has tenido la dicha de
vivir. ¡Vamos, Pequeña Li! ¡Vamos!
Parecía que desde el cielo había
caído una red vibrante, puñados de perlas preciosas, en una pletórica danza,
con melodías indescriptibles, allí una nube suspendida en el aire, danzando con
el viento, con el perfume de las flores, y la fuerza de la feromona de nuestra
joven y virgen Reina, no era común asistir al enlace de nuestra Alteza, pero
esta había sido la gran ocasión, estar con ella, en un momento tan especial,
Cuantas veces los príncipes la habrían
empujado en su impetuosa salida, sin percatarse que se cruzaban con la
misma reina aún virgen, Esta ninfa que
fija la hora y el día generalmente entre las once de la mañana hasta las tres
de la tarde para su enlace matrimonial.
Antes de emprender el vuelo da unas cuantas vueltas en la entrada de su
palacio se queda allí contemplando el paisaje, todo lo que forma parte de su
entorno, cuando en su memoria no ha dejado escapar ningún detalle de ese
pequeño y hermoso mundo que la rodea.
Arrogante la virgen Real emprendió el
vuelo, seguida por galanes en el espacio, avivando el juego de enamorados
esquivándolos sin querer huir, en los repliegues infinitos de extraordinaria
belleza del deslumbrante espacio,
rociado por el perfume magnético
que va gradualmente transmitiendo hasta los colmenares vecinos y la
floresta bañada de rocío, desde donde
han salido hordas lanzándose en su seguimiento en una sabana de exaltado
gozo, cuyos límpidos instintos se
desplazan y la doncella embriagada de placer batiendo sus alas, como dos velos
de una virgen novia, en la soledad del éter
asciende como si trepara por la
escala de un rayo de sol, sólo el más fuerte podrá darle alcance buscando en el
infinito la zona desierta sintiendo sólo
el manto sagrado de sol y una leve brisa, donde ni un pájaro ni otro ser viviente, fuera de su especie
puedan perturbar el misterio sagrado de las nupcias de una abeja reina.
Como una red flotante, como perlas
que pululan, el enjambre la esperó y
ella seguía subiendo, ascendiendo como
si hubiera querido alcanzar el mismo sol, como si en cierto modo se estuviera
columpiando entre rayos y arco iris
transparentes. Rodeada de muchos
príncipes, que uno a uno se van desgranando,
cayendo los enfermos, los débiles, los viejos, los torpes o miserables,
obligados a renunciar a la persecución, sólo quedan algunos. Los grandes, los
valientes, los capaces de sacrificar su
vida al amarla, los infatigables contemplando el ópalo infinito, luchan por
alcanzar, por un segundo el gran
torbellino del delirio del amor.
Así la bella, hermosa y coqueta
novia, arrogante le entregó su corazón,
al que pudo alcanzarla, pero este impresionado, amándola tanto, su corazón no
resistió, y empezó a caer, inerte, sin vida, como nada, lo perdimos de vista en
su descenso. Luego otro macho que también pudo alcanzarla, pasó lo mismo, cada
macho ofreció una danza tan hermosa, la danza del amor, correspondida por la
que era nuestra virgen reina, todo fue un espectáculo, algo maravilloso, fueron
más o menos seis o siete no sé cuantos, los enamorados, que dieron su vida en la danza del amor.
UN NUEVO
HOGAR
Luego empezamos a descender, las
mensajeras que ya tenían visto un árbol donde posarnos, nos llevaron hasta allí
formando un cono invertido,
descansamos hasta el otro día. Las mensajeras
salieron muy temprano a buscar un nuevo hogar.
Cuando llegaron varias habían
encontrado en diferentes lugares, tenían una tremenda discusión a donde ir, una
dijo, un árbol hueco, otra un entre techo de un rancho, otra un tambor
abandonado, un túnel, una cueva de rocas,
esta les gustó, una cueva de rocas, pero en ese instante llegó un humano y con
humo y una gran escobilla nos barrió, sacudiendo la rama en que estábamos,
dejándonos en un cajón nuevo y limpio con olor a menta, estábamos algo así como
en éxtasis, una vez que estuvimos todas ya en nuestro palacio, batimos las
alas, levantando nuestro trasero bien alto, en un acto de satisfacción, algo
tan placentero, y siempre cantando la canción de enjambrar, todo ese día fue sólo un día de éxtasis.
Allí, radicadas en nuestro nuevo
palacio sin nada, con lo poco que
teníamos en nuestros buches, con la fuerza de nuestra feromona ese deseo
irresistible de fundar una nueva ciudad.
Entonces empezamos a formar un cono
invertido entrelazándonos unas con otras, y este calor, esta euforia, nos
produjo una transpiración en forma de escamitas, como una grasa que salía de
nuestro mismo cuerpo, entonces lo empezamos a tejer, como un velo de novia, hecho en encajes, blanco y
liviano, tejíamos y tejíamos llenando un marco y luego otro marco. Nuestro
palacio, era hermoso con esas guirnaldas tejidas por nosotras, encajes de cera,
que más parecían sedas traídas del oriente.
Nos sentíamos tan escultoras como
Miguel Ángel colgando de la cúspide de La Capilla Sixtina, nosotras estábamos
construyendo desde arriba hacia abajo, igual que el escultor colgando desde el
techo empezando nuestro arte de alvéolos hexagonales,
teníamos un Palacio, construyendo en él
guirnaldas blancas, blondas caprichosas, unas más grandes, otras más chicas, de
ángulos exactos, nuestro fuerte era la geometría, tan matemática única en
nuestra naturaleza, variaban las dimensiones, pero sin perder su estructura
hexagonal y cóncavas en el fondo.
Cuando un marco estuvo listo nuestra nueva reina empezó a ovar, en el
centro y algunas compañeras traían
inmediatamente polen y néctar, ya habíamos fundado nuestra nueva ciudad.
Nuestra Alteza empezó a deslizarse por los pasillos recién confeccionados, y
las que estábamos a su paso le hacíamos reverencia, y jamás darle las espaldas,
siempre teníamos que estar de frente ante ella, si caminábamos en sentido
contrario debíamos hacerlo retrocediendo,
con ella iban tres escoltas, que la ayudaban en su postura, primero ella
introducía su cabeza en un alveolo, para ver si estaba preparado y depositar
allí uno de sus huevos, luego introducía su espermateca o la punta de su abdomen, y no sé si con dolor o placer dejaba allí en
el fondo de una celda pequeña el punto de partida de una futura abeja, luego las escoltas también
introducían su cabeza en este alveolo para ver si todo estaba bien, y no
colocara dos huevos en una misma celda o les quedaran celdas sin postura,
cuando tenía celdas grandes estas eran para los zánganos, las celdas para
machos eran muy distintas, mucho más grandes, y las celdas melíferas también
eran muy grandes porque sólo servían para almacenar el alimento
DESPUÉS DE
UN ENJAMBRE
Llegada la tarde vino Pola, junto a
nosotras, y nos empezó a contar que cuando ella, era nodriza, y le correspondió
quedarse en la colmena cuidando sus crías, que había adoptado como hijas, no
pudo enjambrar, después que se fueron casi la mayoría del cajón y quedando sólo
despojos, saqueado, y todo revuelto,
incluso algunas hermanas muertas, por atropello de las atolondradas, por
emigrar, las pocas que quedaron en su mayoría nodrizas, después de una pena muy
grande, esperando que naciera la reina que ya estaba en capullo, debieron de trabajar mucho para reorganizar
la colonia, y las pocas pecoreadotas traían el escaso alimento, porque en la
colmena no había quedado casi nada, todo se lo habían llevado.
Así con sacrificio lograron reponerse,
hasta de nuevo empezar a fundar una nueva ciudad con una joven Reina. Pola terminó de narrarnos y ya cansadas dormimos un
poco para salir muy temprano a la mañana siguiente.
No hacía mucho que había llegado de
un sembrado de maravillas, estaba acuñando el polen en uno de los alvéolos
haciendo presión con mi cabeza, cuando sentí que en la entrada de la colmena
había un zumbido no común, terminé mi trabajo y regresé a la entrada de la colmena para volver al
sembrado de maravillas, observé que dos guardianas estaban negándole la entrada
a una abeja que venía cargada de polen, la visitante les suplicaba que le
dieran albergue, y ella era muy trabajadora además tenía sus canastillos llenos
de un buen polen, las dos guardianas conversaron el caso y le dieron la
entrada.
Cuando en la noche algunas seguían
trabajando para aprovechar la temporada,
pasaban días sin dormir, por eso mismo también acortaban su vida, pero otras especialmente las pecoreadotas
descansábamos algunos segundos, me encontré con la abeja que estaba a la
entrada solicitando albergue. Le
pregunté su nombre entonces me contestó.
-Mi nombre es Yany, vengo de un
colmenar que sufrió fiebre de la enjambrazón.
La miré sorprendida y le pregunté
¿qué es eso? Al instante ella me empezó a narrar su historia.
Teníamos nuestra colmena muy
prospera, pero la reina se fue y de todas maneras seguimos siendo una ciudad de
gran población, había pasado una semana que nuestras hermanas habían emigrado
con la vieja reina, Las ninfas principescas que dormían en sus cápsulas no
tenían la misma edad. Porque nos interesaba
que los nacimientos reales se sucedieran a medida que nosotras mismas
decidiéramos cuándo un segundo enjambre, y cuando un tercero y un cuarto
debe salir de la colmena, Ya habíamos empezado a adelgazar las paredes de la
cápsula mayor, como también la prisionera reina desde el interior roía este
capi de maní que la guardó en su interior por quince días, primero como un minúsculo huevo luego como
larva y al final una ninfa, para transformarse en reina, hasta que apareció su
cabeza, saliendo al exterior débil y pálida, sus nodrizas la protegieron, la limpiaron la acariciaron,
aún vacilante y débil, después de
algunos minutos ella se repone, altiva
ya repuesta. Gracias al auxilio
que le dieron sus guardianas, liberada
de su prisión da los primeros pasos por el panal haciéndose sus piernas
mas firmes, inquieta, y a la vez nerviosa como todas las vírgenes, se dio cuenta que no estaba sola, y que tenía
que conquistar su reino y que por todos los rincones estarían esperándola más
de algún príncipe, recorrió los pasillos del palacio, miró los velos que caían
desde el techo suspendiendo muchas figuras geométricas hexagonales y cóncavas,
instintivamente buscando a sus rivales.
De alguna forma intervino la
prudencia, las misteriosas decisiones
del instinto, del espíritu, de la colmena o de la reunión de la población,
en las resoluciones a tomar nunca vacilamos, no existe la más mínima duda, ni
indecisión, no vemos ningún signo de discordia, de antemano vemos una unidad
establecida, como esa es la atmósfera
típica en nosotras, en nuestra sociedad,
y cada una de nosotras sabemos anticipadamente lo que las demás
pensaran.
-Yo escuchaba atentamente el relato
de Yany pero no entendía mucho, entonces le pregunté, pero porqué llegaste aquí
pidiendo albergue. Su respuesta fue la siguiente.
Permíteme contarte desde un
principio, porque si te digo que mi panal pereció, eso es todo, pero con eso no
te he dicho mucho lo importante es porqué.
Perdona mi interrupción, tengo que
reconocer que soy inquieta.
No te preocupes, ¿Li te llamas, no?
Ahora sigo. Estábamos pasando por un
momento de lo más grave, estábamos en el minuto vital de nuestra gran ciudad,
porque era una gran ciudad. Teníamos que escoger entre tres o cuatro
posibilidades que darían resultados
lejanos totalmente distintos y
susceptibles con una pequeña variación, de convertirse en algo funesto.
Teníamos que conciliar la pasión o el
deber innato de la multiplicación de la
especie con conservación de la “cepa” y
sus “vástagos” nosotras nos equivocamos y lanzamos tres cuatro enjambre, la verdad es que perdí la
cuenta, esto agotó por completo la
ciudad madre, éramos demasiado débiles para saber organizarnos de prisa,
el comienzo de invierno, y tan
escasa población porque las nodrizas no permitieron que la primera reina diera
muerte a las ninfas, así nos dividimos
cerrando un circulo que tropezó con la muerte, por milagro me salvé, pero con
tanta división no quedó nada ni nadie, la ambición y el egoísmo nos mató.
Siempre las historias son tan tristes
le dije. Si me respondió, otra hermana, y son así porque somos una sociedad
organizada de seres vivos, y entre los seres vivos hay de todo, los buenos y
los no buenos, nosotras somos fuertes, e inteligentes, tenemos metas, y somos
grandes porque la polinización depende de nosotras, el día que no haya polinización
el hombre se moriría de hambre, porque no tendría alimentos.
La hermana terminaba de hablar, era una de las sabias
consejera de la reina, le gustó lo que nos contó Yany, entonces a continuación ella siguió con
una historia muy parecida.
Lo
que yo viví fue todo lo contrario de lo
que contó Yany. Nuestra reina después que nació igual que la anterior salió a
recorrer los pasillos, los panales, y cuando encontró capullos de futuras
reinas los trató de hacer pedazos, como las obreras no la dejaron ella se enojó
mucho, y dio unos gritos como si
estuviera llamando a la guerra, insistió en destruirlos y la sostuvieron, pero ella gritó muy fuerte y las obreras se
aterraron, porque la reina que aún no era reina coronada, porque no había
tenido su vuelo nupcial, estaba indignada, no quería rivales, y ella sería la
única gobernadora de esa ciudad. Estuvo dos días insistiendo, hasta que venció,
se impuso, y destruyó todos los capullos que tenían futuras y posibles reinas,
luego salió en su vuelo nupcial, y volvió a la colonia con mucha población,
trabajamos unidas, y fuimos una gran colmena, sin guerras, sólo construir
nuestros palacios disfrutar el amor y lo que la naturaleza nos dio tan
dignamente.
REGRESO A
LA COLMENA MADRE
Esa tarde cuando entré a la colmena
con mi buche lleno de néctar y mi estómago también lleno, me recibieron con
ovaciones, pero yo no iba sola, éramos varias, vale decir unas cien
hermanas, Pola que estaba ahí en ese
momento ¡pero! ¿Qué te había pasado, Pequeña Li? Di un suspiro, y les conté que hacía una
semana más o menos yo estaba guardando el polen en uno de los alvéolos, cuando
nos trasladaron a un palacio muy pequeño sin reina sólo un marco con muchos
huevos operculados y también huevos del día, polen y miel en los extremos, allí
nos tuvieron yo igual salía a trabajar todos los días con algunas pecoreadotas,
y las nodrizas cuidaban de sus bebes, después de varios días nos robaron las
cunas, vale decir todo el marco dejándonos ahí sin nada, entonces decidimos por
unanimidad regresar a nuestro palacio madre, no teníamos a nuestras bebes, ¿que
haríamos ahí? Nada, por eso estoy de regreso y también mis hermanas.
Con tanto trabajo no me di cuenta que
no estabas. me dijo pola. Yo te extrañé mucho en esos días, y no podía
abandonar a las nodrizas porque casi no
tenían alimento, le manifesté. Pero ahora estoy muy feliz de haber vuelto a mi
cajón madre.
Una vez de regreso todo siguió igual
recorriendo campos y jardines, contemplando esa belleza que nos brindaban la innumerable
variedad de flores dándonos una acogida
amorosa, Me posé en una azucena con mucha dificultad para succionar su néctar llenar mi buche y luego mi
estómago, en uno de los pétalos dormía profundamente uno de nuestros príncipes,
no había mucho en la rosada flor, con toda seguridad el bello durmiente ya se
lo tragó todo hasta hartarse, y luego dormir su larga siesta, me posé en otra
azucena, la que me ofreció todo su dulce néctar que guardaba como un tesoro,
sentí algo tan sublime cuando ella me abrazaba con sus pétalos, ofreciéndome el
sabor de sus besos en un acto divino,
trémula de placer, hasta parece que respiraba lentamente, sentí en ella el
suspiro de la vida, el amor de las almas, la fuerza de la naturaleza crujiente
y salvaje al mismo tiempo, pude oír
campanas de un relajo innato, después de un rayo fugaz en el torbellino de
nuestra existencia.
LOS PRÍNCIPES
EXPULSADOS
Cargada de mi néctar divino que tan
generosamente me había entregado esa azucena, regresé a mi colmena, quedándose
allí durmiendo profundamente el ocioso, cómodo, flojo abusivo y sucio príncipe.
Había terminado de entregar mi mercancía cuando, ya en las primeras oleadas de
fresco, en un tranquilo atardecer, empiezan a llegar los Señores príncipes
gloriosos e irresistibles penetrando como un torbellino imperioso, desbordando
un afán intransigente, corriendo a nuestras bodegas, hundiendo su cabeza hasta
el cuello en nuestras ánforas repletas de miel, llenándose como tinajas,
abusando del trabajo de sus hermanas princesas, deslizándose por los pasillos
con su paso torpe y pesado, vuelven a
dormir tan profundamente que nada los despertaría sólo hasta volver a tener hambre.
Como ya nuestras reinas habían tenido
su danza nupcial, y la mayoría de las crías habían nacido, trabajo que en
algunas ocasiones realizan ellos nuestros machos encubando, dando calor en las
cunas, pero ya en otoño, de eso nada quedaba, unas pocas bebes, que nuestras
nodrizas cuidaban, almacenado alimento para el invierno y una gran población.
La paciencia se termina, y a una
orden terminante, y generalizada. Nadie
sale a recolectar, en cambio el trabajo estaría en la misma colmena, los ociosos príncipes apilados en racimos
dormitando plácidamente. Fueron
despertados sorpresivamente de manera brusca,
por un ejercito de cansadas e iracundas hermanas princesas, al despertar
no pueden creer lo que está pasando, sus ojos expresan asombro, no pueden
abrirse paso por su pereza, creen que
existe un error, están estupefactos,
A ellos los machos responsables de la
continuidad de la especie, ellos que hacen de nodrizas cuidan también las crías
y no se lo reconocen, sólo ellos saben lo necesario que son en la temporada,
pero por el mismo afán de la conservación de la especie debíamos ser practicas
con una tercera parte de estos golosos machos no pasaríamos el invierno y
moríamos todas de hambre.
Todo parece diferente como si una
nube embargara el ambiente de la
colmena, emanando veneno por todos
lados, se propaga el rencor y el odio, Reciben como un terremoto inesperado el
derrumbe de su destino, quedan en el pasado las delicias, esos paseos por las
florestas, esas siestas interminables, los apacibles instantes en el palacio
colmado de manjares, cada uno de ellos
aún incrédulos es asaltado por dos o tres abejas, primero le cortan sus alas,
le amputan sus febriles antenas, les dislocan sus patas que le permitían
deslizarse por todos los pasillos del palacio, desarmados desprovistos de
aguijón, no pueden defenderse, inermes
tratan de esquivar los ataques, así toda la gran masa destruida formando
un enloquecido torbellino, una vez aplicada la ley profunda y estricta de la
naturaleza.
Los que logran salvarse se ocultan
formando un montón que igual son vigilados por una inexorable guardiana que los
dejan allí hasta que mueren miserablemente.
Los mutilados son llevados en vuelo a cementerios muy lejos. Otros
fugaces lograron arrancar para cobijarse en otras colmenas, donde tocaron la
peor parte, estos príncipes son tan libres que disfrutan de todas las colmenas,
un día en una, otros días en otras, cuando un palacio se colma de estos ociosos
machos es recordar la mitología griega Ulises ausente y su palacio invadido de
abusivos príncipes cortejando a Penélope.
Yo sintiéndome diferente observe
desde un rincón, todo el proceso, una vez que esta tarea fue terminada, elaboramos miel trabajando toda la noche,
durmiendo algunos minutos para salir al despuntar el alba.
LA GUERRA
Ya había pasado la cosecha, le
habíamos entregado a nuestro amo casi
todo nuestro manjar melífero, pero nuestras reservas eran aún contundentes,
lamentablemente en otros colmenares, los amos habían extraído la mayor parte
del hermoso tesoro que con tanta prolijidad se almacena, Ya era otoño, los
árboles empezaban a perder sus hojas, flores casi no quedaban, los campos
bordados de pétalos multicolores, eran sólo paja, y tierra sin nada, el viento
parecía agrio y frío. Hasta las aguas
corrían tristes por los esteros, igual salíamos en busca de néctar, un día
llovió tan fuerte que pensamos ya había llegado el invierno, nuestros marcos
estaban llenos de crías su mayoría de zánganos, Al instante empezamos a
desvalijar los alvéolos, de ese gusanito blanco e inocente que aún no había
tenido la dicha de nacer, así una a una iba saliendo con un feto a cuesta volando bien alto para
soltarlo en el espacio, así no tener que ensuciar nuestro patio, el sentido de
nuestra limpieza era fanática, solo los príncipes, o sea machos muy sucios
teníamos que andar limpiando siempre al lado de ellos, sin respeto se defecaban
dentro de la colmena, cosa que nosotras nunca hacíamos, preferíamos morir por
un cólico, cuando no podíamos salir, ya sea por la lluvia o por el frío, pero con lluvia igual nos
arriesgábamos, volando muy alto para defecar, y no ensuciar ni nuestro contorno, menos nuestro palacio. Todo el día
sacando restos de crías pensando que el invierno se aproximaba, como teníamos
tantas guagüitas, con el alimento almacenado no alcanzaríamos a cuidar de toda
la población que iba a nacer.
Lamentablemente fue sólo una lluvia
imprevista, pero de todas maneras ya no necesitábamos zánganos, nuestras reinas
todas habían tenido sus nupcias. Por
esta misma razón ya antes habíamos desterrado una gran cantidad de machos, pero
aún quedaban algunos, que tendríamos que eliminarlos, una comisión se encargó
de hacerlo, dos guardias no dejaron entrar a nuestra colmena a ningún macho, y
los que estaban dentro, dándose banquetes, eran sacados a la fuerza, y los que
se resistían se les sacaba las alas, así no molestarían en ningún colmenar,
ellos ya habían vivido, nos ayudaron a cuidar nuestras cunas de nuestras bebes, pero ya no habrían más
bebes, teníamos que prepararnos para pasar el invierno, alimento suficiente,
abrigo, y nuestra reina que con el frío dejaría de poner.
Dejó de llover, seguíamos buscando
por donde fuera néctar, y como sea nuestras bodegas estaban colmadas de manjar
para el invierno. Cuando un ruido aterrador me distrajo, y escuché una voz que gritó. ¡Guerra!
En ese mismo instante toda la colmena se
convulsionó, la feromona invadió el ambiente, y como si nos hubieran inyectado
una fuerza irresistible, nos enfrentamos en combate con saqueadoras de otro
colmenar, así mancornadas de dos en dos se fue dando la lucha, había pasado una
hora más o menos y nuestras bodegas las habían dejado casi vacías, una de mis compañeras manifestó en dos horas
no quedará nada, moriremos todas, dijo con mucha pena, otras cuidaban de
nuestra reina, que escondieron en un rincón, a lo que ella se negó y dando
gritos de guerra aterradores quiso enfrentarse, pero sus guardianas no la
dejaron.
Perder La Soberana era funesto, pero igual su
valentía fue heroica. lamentablemente, estábamos siendo atacadas por un apiario
completo, y nosotras sólo éramos un cajón. Después de una larga lucha casi de
dos horas, abatidas ya casi vencidas. Nuestra Reina manifestó. No podemos
resistir sólo conseguiremos morir, que se lleven todo, nuestra vida vale
mucho más,
En ese instante pude observar que el
amo colocó una maya a la entrada, así terminó el saqueo, pero las enemigas que
quedaron encerradas trataron de darnos muerte a nosotras, como fuera nos
defendimos, y las matamos a todas las intrusas, después de esto nos
amontonamos, junto a nuestra reina,
viendo que quedábamos muy pocas. Nuestra Alteza no habló, ella no dijo
nada, nadie dijo nada, sólo era silencio, no habían palabras para expresar tal
desastre, al venir la noche, un movimiento continuo, nos llamó la atención,
pero nadie ni siquiera se inmutó.
Vino un nuevo día, y seguimos allí
junto a nuestra Reina con todo destruido, un olor a las enemigas muertas que ni
siquiera teníamos valor para barrer la mugre.
¿Qué esperábamos?
¡La muerte!
Dijo una de ellas, tirada en un lado
sobre pedazos de cera,
¡La muerte! Me dije, traté de
respirar, estaba con tanta pena, ahí en penumbras, pero dentro de esa enorme
tristeza, pude ver que nuestra entrada estaba sin maya, pero nadie salía.
Caminé
hasta la entrada, y me di cuenta que estábamos en otro patio, habíamos sido
trasladadas, entonces con optimismo les dije. ¡Estamos en otro lugar! No se si me escucharon o no, pero todo siguió igual, en completo
silencio, sin siquiera moverse, no sabía que hacer, de pronto, por la entrada
de nuestra colmena introdujeron un plato con miel, les dije nuevamente.
Aquí hay alimento, tampoco
reaccionaron, seguían igual, yo también quería estar como ellas, pero como nos
íbamos a dejar morir, así, yo no se porqué.
Yo no quería morir, sentí aún más
pena, llevábamos dos días así, sin comer, sin movernos, sin hacer nada, al
tercer día vino el amo y nos empezó a hablar, poco a poco se empezaron a mover, la voz dulce y
amorosa del amo reactivó a la reina, al darse cuenta que no estaba sola, su
feromona se activaron, y lentamente, bajaron a comer el alimento que el amo les
había dejado en el plato, otras le llevaron a su reina porque ella siempre
tenía que ser alimentada, en una esquina estaba Poly la historiadora, Pili la
italiana y Pola.
Me
acerqué a ellas que estaban con a otras, saboreando la miel.
-No estamos solas- les dije, con un suspiro de
alivio, me respondieron, ya todo vuelve
a la normalidad, pero mira nuestras bodegas, nosotras las obreras, o princesas,
o simplemente abejas, tenemos la dicha de volar y volar, libres en los aires,
andar de flor en flor, contemplar el mundo, acarrear manjares para alimentar
nuestra colmena, y para eso hemos renunciado a la dicha de ser madres de
conocer el amor. Pero aún así también sabemos amar. Si una guerra como la que
hemos tenido nos ha causado un sentimiento tan profundo, tanta pena, tanta
tristeza, es porque también tenemos la facultad de amar, el amor de nuestro amo
nos ha salvado, al sentirnos que no estábamos solas, el también nos ama, y eso
es hermoso.
Todo
esto lo dijo poly que era mayor que yo, y ya estaba cansada y vieja, la
temporada había sido muy sacrificada, la vi decaída y pálida, luego se quedó
pegada al piso, Pili la tocó con sus antenas, comprobando que no había un
halito de vida en su pequeño cuerpo,
Pola movió la cabeza y dijo, bueno nuestras vidas son así. Luego me iré
yo.
Al instante yo misma su amiga La pequeña Li.
La tomé la arrastré hasta la entrada y desde allí emprendí el vuelo con ella a
cuesta, me elevé lo que más pude y desde lo alto la dejé caer, al espacio,
nuestro reino era también el espacio bordado de flores, columpios de rayos,
ángulos aromáticos. Volví a la colmena, que ya estaba más repuesta, todas se
habían alimentado, y quedaba un plato lleno de miel, la que empezaron a guardar
en algunas celdas, otras estaban confeccionando las celdas destruidas, otras ya habían salido a los campos, Cuando todas habían regresado
la reina altiva, arrogante nos dijo, mañana será otro día, fundaremos
nuevamente nuestra ciudad y volveremos a ser grandes, y siguió ovando y ovando y todas nosotras
trabajando con más fuerza y tesón.
Sentí la voz del amo que nos
hablaba, esta es una rica miel, coman mis reinas, ¿como están mis princesas? Sentí que a cada instante la
luz era menos tenue, y la voz cada vez más cerca, mi reina, mi reina, entonces
abrí los ojos, y vi a papá dándome una cucharada de miel acariciando mi rostro,
balbuceando ¡Mi princesa!
¡Mi
Reina!
¡Mi
Pequeña Li!
-Sólo te picaron las abejas y te
desmayaste,
-Guardé silencio, no dije nada, ya estaba
impresionada con todo lo que había vivido en ese desmayo por la picadura de
abejas.
Luego papá volvió a decirme ¡Mi
reina! ¡Mi Princesa! Y cerré los
ojos tratando de volver a ese mundo tan
maravilloso, ese cuento de hadas, ese sueño de amor de fantasía, vivir entre
flores volar por los bosques, cantar en el aire contemplar los manantiales de
agua que van cantando mientras corren en busca de su destino, cobijarnos en los
brazos de arbustos que gozosos nos entregan su resina, besar cada flor, cada
capullo, acariciar el cáliz, abrazándonos en su estigma, flor y vida enjambre
de la tierra despertar del viento de la esperanza y del amor.
F I N
LA LOICA
Había una vez un hermoso bosque donde habitaban muchas loicas entre
ellas una más pequeña, que se esforzó para ser igual al resto, cada mañana se
posaba en la copa de uno de los árboles contemplando el mundo, desde allí
cantaba y luego emprendía el vuelo, poco
a poco fue experimentando un gran dominio en el aire, volaba de diferentes
maneras planeaba, y se lanzaba en picada, luego hacia el cielo como si quisiera
alcanzar el sol, con una rapidez extraordinaria, su pecho colorado se distinguía desde lejos,
como era la mejor, siempre tenía
ventajas, ante el resto de las loicas. Era feliz
batiendo sus bellas alas, en el
espacio limpio, libre de materia contaminada, libre al viento, libre en laderas
y montañas, así pasaba los días volando y volando,
Pero no todo era tan
hermoso, continuamente estaban llegando
cazadores aperados con los mejores equipos
caían muchas loicas,
pero ella que ya no era pequeña, volaba muy alto, jamás la alcanzaban.
Un buen día un pequeño cazador, que
sólo portaba una honda, la contempló y
extasiado admiró sus vuelos, una y otra
vez en el azul cielo. La loica al ver a este cazador que parecía tan
inofensivo descendió y descendió mostrando
sus acrobacias artísticas, pero
en un descuido el inofensivo cazador tomó su honda y lanzó la piedra, la loica
sintió un estremecimiento en todo su cuerpo, no sabía si era dolor o placer,
empezó a caer a caer abrazada a un éxtasis, como envuelta en un torbellino infinito y caía y
caía hasta llegar a tierra, con tan mala suerte que fue a dar a un pozo de
estiércol, allí sumergida en la porquería
sintió que se sumergía más y más,
luchaba por salir entre más luchaba parece que más se hundía, abatida sintió su herida, como sangraba.
Sangre y porquería emanaban del frágil cuerpo de la pequeña
loica. ¡Agonizo! Se dijo: ¡Estoy muerta! Su dolor la mataba poco a poco, exánime,
abatida con su ala destrozada se quedó
esperando el milagro, nuevamente se dio un impulso y otro y otro,
derrotada habiendo perdido toda esperanza de salir de la porquería, sacó valor de lo más profundo de su ser.
¡Y salió!
Había alcanzado la orilla del pozo asqueroso en que se encontraba y
allí se resguardó entre matorrales. Derrotada humillada, había perdido su coraje, su deseo de vivir.
¡ Ya no existo! Se decía mirando su
cuerpo cubierto de porquería y así se
desvaneció entre la maleza.
No sabía cuanto tiempo había pasado,
si horas o días o meses o una eternidad, una llovizna del sereno había limpiado en parte la porquería que cubría su cuerpo.
Como pudo, caminó por el césped, vatio sus alas y la suciedad empezó
a caer. Poco a poco se fue liberando
de la inmundicia que la cubría. Su ala
destrozada le impedía volar empezó a moverse y a darse fuerzas. ¡Estaba viva,
aún era una loica!
¡Existo! Se dijo:
¡Me levantaré con más fuerzas! Manifestó, al cabo de algunos días ya casi recuperada, corrió fuerte por la planicie, se dio impulso y
emprendió el vuelo, con tal fuerza que
cualquiera diría, que voló más allá del sol.
El cazador solía mirar el firmamento
buscando la loica que él con su honda había
derribado, no volvió a verla porque la loica voló y voló muy alto, pero
nunca se olvidó del cazador.
EL GATO
QUE QUERÍA
SER PRINCIPE
Había una vez, una princesa que como
mascota tenía un gato muy regalón. Ella solía llamarlo Faraón y tenía para él, los mejores cuidados, jamás se
separaban.
El animal muy consciente de lo que significaba para La Princesa, empezó a desear convertirse en un Príncipe, esta idea lo
obsesionaba cada día más, entonces una tarde fue a la montaña y desde
una enorme roca empezó a maullar muy fuerte, sus maullidos fueron escuchados
por una Hada, la que se preguntó. ¿Qué
tendrá ese león que maúlla? El gato había maullado tan fuerte que sus
estrepitosos rugidos fueron confundidos por los de un león.
El Hada
corrió hasta el animal y muy sorprendida se dijo: ¿qué le habrá pasado a
ese pobre león que parece un gato? Esa debe ser la razón de tan Fuertes
rugidos, pensó el hada, entonces al instante le lanzó un rayo y lo convirtió en
un enorme león.
El pobre gato muy sorprendido volvió al
Palacio, y como de costumbre penetró por
una ventana sin ser visto, se acomodó en los aposentos de la Princesa , abatido e
incomodo sintiéndose muy pesado, pero a la vez importante e imponente, en un
instante llegó a creer que con su nueva fisonomía podría agradar más a la princesa, pero de
todos modos el seguía con la idea fija de ser un Príncipe, y así poder estar con su ama de igual a igual, sin tener
que ser un animal.
Caminó
muy triste sin saber que hacer, pensando en la Princesa , se durmió bajo una helada roca, soportando el
frío de la noche, extrañando la cama de limpias sábanas y blandos cojines que
compartía con su ama en el Palacio.
Cuando despertó al día siguiente, solo,
sin las caricias de su ama, y sin tener ese rico desayuno que le proporcionaban
las criadas, sintió una profunda pena, caminó y caminó por llanuras, bosques y
praderas, hasta llegar a la misma piedra donde había maullado tan fuerte siendo
confundido por un león, pero el dolor que lo embargaba era tan grande, que no
le permitía maullar como ningún felino, un ñauu de pobre gato atormentado se sintió levemente por el bosque. Estos lamentos
fueron escuchados por el león y como Rey de la selva fue a ver que pasaba,
sorprendido al encontrarse con un enorme león, se fue contra el, considerándolo
su adversario que estaba usurpando sus aposentos, pero el pobre gato al ver al
enorme león que se venía sobre él muy
furioso, empezó a tiritar al extremo que sus patas se le doblaron.
El Rey de la selva se detuvo y
sintiendo una gran vergüenza por la reacción de su semejante, extrañado le
preguntó. ¿Pero de donde has salido tú?
El gato en cuerpo de león maullando de
terror le dijo, yo sólo soy un gato, digamos así. ¡El gato regalón de La
Princesa! Acto seguido miró hacia el Palacio con tristeza, El león se quedó
atónito con el relato del gato, pero,¿Por qué
tienes mi cuerpo? Le preguntó el Rey de la selva.
Entonces el gato manifestó su deseo,
ese deseo que tanto lo atormentaba, ser un Príncipe, el león al escuchar la
confesión del gato se río muy fuerte.
No te rías de mí, le dijo el gatito,
que ya harto he sufrido con este cuerpo que no es mío.
¿Pero sigues deseando ser un Príncipe?
Le preguntó el león.
No,
respondió el gato. No, solo
quiero volver a ser el gato que fui
siempre, para estar con mi ama.
Tendrás que saber, manifestó el león,
que cada cual tiene lo suyo, y debe conformarse con lo que tiene, yo soy el
león “Rey de la Selva ”
y jamás me cambiaría por otro.
El gatito lloraba y lloraba, tanto lloró, que
nuevamente el hada escuchó ahora sus
tristes maullidos, Esta al ver un enorme animal llorando como gato se indignó y
al instante le envió un rayo
convirtiéndolo en gato, El pequeño felino se miró su cuerpo sorprendido. El
león se alegró de su transformación y con cariño le dijo, tratándose de un felino
como yo, te acompañaré hasta el Palacio, para que otro animal salvaje no
te vaya a atacar, le dijo el león.
Y así
se encaminaron estos dos felinos hasta los aposentos de La Princesa.
Cuando llegaron hasta el Palacio el
gato se despidió del señor león muy agradecido, este lo miró con cariño y
regresó a la selva. El pequeño minino corrió hasta su ama, muy feliz de ser un
gato, Faraón se escuchó la voz de la Princesa cuando lo vio venir. ¿Qué te había
pasado? El pobre gato no pudo contarle nada a su amada Princesa, sólo maullaba y ronroneaba de contento en brazos
de su ama. El era feliz siendo un gato regalón.
Fin
LOS ROEDORES
CLAMAN JUSTICIA
Un día
decidieron reunirse algunos roedores en el centro del bosque, los
conejos, la libre, la nutria, la ardilla y el coipo. Estaban muy preocupados porque el hombre les quitaba
su hermosa piel, comerciándola en hermosos abrigos de pieles, que las mujeres
usaban con mucho orgullo
Pero
para estos animalitos no era ningún
orgullo perder la vida para despojarse de su bello abrigo.
Muy
asustados se reunieron en el bosque en una planicie a orillas de un
riachuelo, temerosos de ser sorprendidos
por los terribles cazadores tomaron las precauciones necesarias.
Una ardilla se ofreció para subir a un
árbol y desde allí avistar a algún osado cazador, una marmota le siguió desde
atrás, pero como esta es más perezosa
cuando iba a la mitad del árbol resbaló y cayó. Intentó subir nuevamente pero se quedó a la mitad,
mientras la ardilla se había instalado
muy cómoda en la copa del árbol, y mirando
a todos lados les decía a sus amigos, nada por aquí, nada por acá.
Un castor decidió cuidar desde el
río, haciendo su propio fuerte y desde
un pequeño dique hizo guardia para detener de alguna forma a algún imprudente
cazador, y desde el bosque una liebre paró sus orejas para escuchar la venida
de alguien.
Un puerco espín se sacó algunas espinas y las colocó
alrededor de donde estaban reunidos, así si alguien venía se clavaría al
pisarlas.
Dieron comienzo a la reunión, pero
todos hablaban al mismo tiempo, no sabían que acuerdos tomar, estaban en pleno
debate cuando desde el centro surgió de la tierra un intruso ratón que no había
sido invitado.
Los asambleístas se quedaron
sorprendidos, este roedor recién llegado con mucho sarcasmo les dijo: ¿Por
qué no recurren a “La Sociedad protectora de
animales“?
Todos se quedaron sorprendidos, una
liebre preguntó. ¿Qué es la sociedad protectora de animales?
El ratón que tenía un pedazo de queso en el hocico.
¡Eso! Respondió. Es una institución que
protege a todos los animales como Uds. ¡Menos a mí! Y su voz se quebró al decir esto último. Los que lo
escuchaban lo miraron con afecto ya que su aparición no había sido muy grata.
Después de un leve silencio, el conejo
preguntó. ¿Y donde es eso? ¿Con quién hay que hablar?
¡Con los hombres! Contestó el ratón. Nuevamente un silencio.
Una ardilla que mordía una nuez exclamó. -Pero son los hombres los
que nos cazan.
El ratón que tenía
medio cuerpo en la cueva y con aire de sabio siguió diciendo, calmado y
muy seguro de sí mismo.
-No, no todos. No todos. Repitió.
¡No todos! Respondieron los
roedores a coro, mirándose unos a otros
extrañados.
¿Y cómo es eso? Preguntó la marmota.
El ratón que seguía
comiéndose su queso pausadamente exclamó, ¡La extinción! Y miró a todos
en un gesto altivo dando vueltas la cabeza alrededor de la circunferencia que habían formado en su reunión.
¿Qué es la extinción gritaron todos?
El guarén se sonrió, y dijo. ¡El exterminio!...
Los indefensos roedores abrieron sus ojos aterrados, luego
el ratón les explicó, y todos escuchaban atentamente.
Los humanos no desean que los animales
desaparezcan, me explico recalcó, que dejen de existir por eso han formado
“La Sociedad protectora de animales” Para
protegernos de todo maltrato, y los cazadores son castigados por la
autoridad si son sorprendidos maltratando animalitos como ustedes. Yo me excluyo.
Todos quedaron muy contentos con la noticia
del ratón.
Pero.
¿Quién iría hasta el hombre que protegía a los animales?
¡Yo ! Se escuchó un chillido y desde un grupo
de conejos grises, salió un conejo
completamente blanco.
-Yo soy amigo del hombre, manifestó. Y
le entrego mi piel sin que me haga daño, terminó diciendo.
Al decir esto el conejo. La ardilla que
estaba en el árbol empezó a chillar desesperada.
Tres cazadores, con tres perros vienen,
Veinte
cartuchos a cuesta,
Escopeta
y morral cada uno tiene.
Al instante todos corrieron a sus
respectivos escondites temerosos de ser
sorprendidos por los crueles cazadores.
No había pasado mucho tiempo y en el
mismo bosque aparecieron letreros por todas partes, que decían así. “Se
prohíbe cazar” El conejo blanco no se vio más por allí, pero
los roedores pudieron jugar y correr felices sin temor de ser cazados,
agradecidos del ratón y del conejo blanco.
UN ELEFANTE
HERIDO
En una pequeña aldea, del continente
Africano a orillas de un río, había un hombre que muy feliz vivía con su familia. El hombre iba a
la ciudad todos los días a entregar los alimentos que producía en la tierra que
trabajaba, una tarde cuando había
terminado todos sus quehaceres,
contento compartió la cena con su
mujer y sus tres hijos, de pronto
sintieron un ruido ensordecedor, se
había levantado una tormenta de viento y
arena, tan fuerte que destruyó el puente por donde pasaba el buen hombre
todos los días a entregar sus productos, y como si fuera poco, una manada de elefantes enloquecida también arrasó con todo
lo que pudo, es común que los machos elefantes en cierta época ofrecen un
espectáculo espantoso destruyendo todo a su paso arrancando árboles y rugiendo furiosos.
La familia de este pobre hombre se abrazaron para
sentirse más protegidos, temerosos que la enfurecida, manada de elefantes
derribara su frágil casa de madera. Felizmente la manada pasó muy cerca sin hacerles daño, sólo parte del sembrado sufrió las consecuencias,
Al día
siguiente cuando ya todo estaba
en calma el hombre salió a mirar
los daños que había dejado la tormenta y
la manada de elefantes, estupefacto observó que la corriente del río había
arrastrado el puente, pensando en la imposibilidad de poder entregar sus
productos regresó a su hogar muy triste, considerando que el aislamiento total
le causaría su fin.
Sumido en una gran desesperación junto
a su familia, fueron sobresaltados por el berrido de un elefante, el
pánico los embargó pensando en la manada
del día anterior, que sólo se habían
salvado por un milagro, nuevamente sintió el berreo, pudiendo constatar que no
se trataba de una manada sino de un solo elefante, salió en busca del animal para ver que pasaba, llego hasta un barranco y allí a orillas de un árbol arrancado de raíz había un enorme elefante tendido sin poder
levantarse.
Temeroso de ser atacado por el
paquidermo, el hombre se acercó sigilosamente, poco a poco se ganó la confianza del animal hasta tocarlo sin que
este protestara, lo examinó comprobando
que tenía una pata lastimada, compadeciéndose del malherido animal, lo curó
y lo alimentó con yerbas.
Había
pasado una semana curando y alimentando al elefante, pero esto no lo
distraía de su gran angustia, porque durante todo este tiempo no había podido entregar sus productos.
Una mañana como de costumbre fue a curar y alimentar al paquidermo, sorprendido el hombre vio que el animal estaba sano, y que majestuoso se levantó tomando al hombre con su enorme trompa para
ponerlo sobre su lomo, el pobre hombre en un principio se asustó mucho,
pero de pronto sintió una gran
alegría porque había encontrado
un amigo en el animal. Y a la vez un
gran aliado en su trabajo.
El paquidermo que gustaba mucho del agua atravesaba el río todos los días y
así el hombre y su familia progresó en su trabajo, con la ayuda del elefante
que no solo les servía de transporte
sino también en otros diversos quehaceres como acarreo de árboles de agua,
sembrar, y esta familia fue muy feliz
con su nuevo amigo a su vez el elefante
se domesticó y vivió para siempre muy feliz con ellos.
Fin
LOS CANINOS
Y UN LORO
GRITÓN
Unos
científicos interesados por la ornitología viajaron a la selva en un helicóptero a
buscar las más bellas aves, el vuelo fue sin novedad.
Se instalaron entre matorrales y
maleza, empezaron su colección que fue todo un éxito, lograron capturar las aves más hermosas y más extrañas.
Emprendieron el regreso con tan mala suerte
que sin saber porqué el helicóptero
sufrió una pana mecánica, debiendo hacer
un aterrizaje forzado, trataron de comunicarse por radio pero esta tampoco les
funcionaba. Los tres científicos
profesores de la
Universidad del Departamento de ornitología quedaron allí
en medio de la Selva
perdidos sin saber si serían rescatados o no, pero como la Selva tiene tanta vida, un
choroí contento de no haber sido
apresado por la expedición empezó a gritar.
Humanos
con aves,
Perdidos en la selva.
Así gritaba de rama en rama sin dejar
de repetir, siempre lo mismo.
La zorra que no estaba lejos de
allí escuchó el grito del pájaro y se
encaminó en busca de los científicos y
sus aves, pensando en el banquete de polluelos que se daría.
El grito del loro, también fue escuchado por el lobo, que pasándose la
lengua por el hocico, pensó, excelente
cena voy a tener, veré si los
encuentro, y saliendo de su guarida se encaminó por la
selva en busca de los perdidos científicos
y sus aves.
El loro no cesaba de gritar,
Humanos con
aves, perdidos en la selva.
La hiena escuchó esto, y pensó, difícil que resistan el hambre y el frío, entonces
una vez muertos, yo estaré cerca para saborear ese gran banquete, y así fue como la hiena se encaminó en busca de
los tres científicos perdidos con sus
aves en la selva.
El chacal también escuchó el grito del
loro,
humanos con aves, perdidos en la selva.
Entonces el chacal pensó, morirán de
hambre y frío quedarán ahí se pudrirán y
yo estaré muy cerca para deleitarme de
ese exquisito banquete con su carne podrida, se río diabólicamente y salió en busca de los tres hombres
perdidos.
Los científicos aterrados
ordenaron sus jaulas que contenían
diversos ejemplares ornitólogos de los
más hermosos, luego hicieron una, fogata
y allí se quedaron esperando que pasara la noche.
Muy pronto la oscuridad se hizo presente, entonces se escucharon unos aullidos aterradores que
no los dejaron dormir, y como si fuera apoco unos ladridos que en ningún caso eran de perros, el pánico los embargó quedándose toda la noche al
acecho.
De pronto una sombra que salió de los
matorrales los distrajo ¡Es un lobo!
Exclamó uno de ellos, ¡Una hiena! Dijo otro. ¡Un zorro y un chacal!
Exclamó el tercero, temerosos de ser devorados por estos canes salvajes,
permanecieron en vigilia.
Pero cuando en la ciudad perdieron
todo contacto con la expedición, se
prepararon con tres perros policiales, y en otro helicóptero salieron en busca
de los tres científicos y su cacería.
Una vez
que llegaron a la selva, los canes policiales, empezaron la búsqueda,
olfateando de un lado a otro, corriendo
sigilosamente, abriéndose paso por la espesa maleza, avanzando entre enormes árboles y gran cantidad de
animales que a su paso salían despavoridos.
Los inteligentes perros corrían y
corrían, de pronto a lo lejos se vio humo, ¡humo! Exclamó uno de la patrulla, y todos miraron en
dirección al humo. Emprendiendo la marcha
en esa posición.
El zorro, el lobo, la hiena y el chacal
seguían haciendo guardia alrededor del campamento de los científicos, que valientemente se habían defendido, con palos
y gritos de los voraces canes salvajes, sin
descuidar el fuego que los protegía del frío de la noche y también de
los hambrientos caninos.
De pronto se escucharon unos
aterradores ladridos, los tres hombres sintieron aún más pánico se miraron con
nostalgia pensando que una gran jauría
de canes salvajes vendría a devorarlos,
pero de improviso las bestias que estaban al acecho salieron despavoridas, y
aparecieron en un torbellino de ladridos los perros policiales que se lanzaron
sobre el zorro que astutamente te hizo el muerto, pero cuando los perros lo dejaron, este salió arrancando desesperado sin deseos de volver,
el lobo se enfrentó a sus adversarios
quedando muy mal herido, dándose a la fuga, La hiena que es muy cobarde, antes que los perros llegaran ya había salido
arrancando, lo mismo hizo el chacal.
Los tres científicos fueron salvados
por los valerosos perros. El gran amigo
del hombre, que casi son devorados por
salvajes caninos como es el zorro, el lobo la hiena y el chacal.
Regresaron muy felices con su valiosa
colección de aves, los perros movían su
cola de alegría por el afortunado
encuentro, y en la selva el loro seguía gritando.
Humanos
con aves perdidos en la selva
Fueron encontrados por tres perros y tres hombres.
El helicóptero fue arreglado por los visitantes y así todos
emprendieron el regreso, y los dos helicópteros se perdieron en los cielos de
la selva. El zorro, el lobo, la hiena y el chacal se quedaron muy tristes por
haber perdido su cena
EL CONEJO
GRIS
¡Que
conejo! Tan pequeño y tan inquieto, mirar el mundo y tratar de conocer cada
rincón, cada camino, cada lugar adonde
poder radicarse, buscar y buscar, el encanto de la vida, el encanto del amor el
misterio oculto en el viento que canta y llora, que ríe y nos hace soñar con
las maravillas que nos ofrece la naturaleza,
en cada uno de sus rincones misteriosos y sublimes.
¡El conejo Gris! Aún
en su corta vida quiso conocer otro bosque, descubrir cosas nuevas, un
nuevo mundo , una nueva vida, así fue, que dejando a los suyos, emprendió
su viaje, hasta que llegó a un
bosque maravilloso, pero estaba
solo, había dejado a los suyos allá muy lejos, igual se sentía feliz, descubriendo cosas nuevas.
Un día se
encontró con una cabra, que también
estaba sola, la cabra lo miró y
entablaron una conversación, más vale decir algo como consultas y respuesta, el conejo manifestó
que quería descubrir un nuevo mundo, así
fue como la cabra y el conejo se hicieron amigos, la cabra oriunda de ese
lugar, le empezó a mostrar todas las bellezas de su terruño, todos los días
caminaban largos trechos entre la maleza
los matorrales y corrían, aunque lógicamente el conejo se desplazaba con mas
agilidad que la cabra que era mucho mas lenta trepaban cada monte subían
bajaban entre cerros y quebradas.
¿Dónde está tu manada?
Le preguntó
el conejo.
Realmente no sé, respondió ella, éramos un rebaño, pero de pronto fueron
desapareciendo una a una, hasta quedarme sola,
recorriendo los montes mirando el paisaje, ahora contigo me distraigo, aunque eres un conejo pequeño, pero tu corazón es
grande, y tus sentimientos son tan
claros como la luz del día, más claro de
la existencia,
El conejo
había aprendido muchas cosas de
la cabra, al llegar la noche se guarecía
en su cueva que el mismo había hecho y la cabra se iba a su corral.
Un día el conejo decidió ir a su bosque, donde había nacido y donde estaban todos los
suyos se despidió de la cabra, contento porque había crecido y aprendido
muchas cosas, que para el eran nueva, la cabra
quedo muy feliz por haber compartido con ese conejo tan especial. ¡El
conejo Gris! Y con la esperanza que pronto volvería.
Pasaron los días
hasta que una tarde regresó el conejo,
la cabra lo divisó desde un
monte, donde solía subir en busca de arbustos con hojas verdes
para alimentarse. Corrió a su encuentro.
¿Qué
novedades le traería su amigo? ¡El
conejo Gris! Cuando llegó junto a la cueva, esperó y esperó pero el
conejo no salió, llegó la noche y tuvo
que irse a su corral, sin ver a su amigo
roedor que seguramente saldría de noche,
como era la costumbre de estos animalitos.
Al día
siguiente la cabra salió muy temprano como lo hacia siempre, con la
esperanza de encontrarse con su amigo, pero tampoco lo vio, no salió de su cueva, seguramente pensó la cabra los suyos le aconsejaron que una cabra
es una cabra no puede ser amiga de un conejo, con mundos diferente.
Había pasado
mucho tiempo, y una tarde cuando la cabra ya regresaba a su corral, vio
al conejo saliendo de su cueva, corrió a su encuentro. El roedor se paro en dos patas y saludo a su
amiga cabra, ella no pregunto por que
pasaba tanto tiempo en su morada y no lo había visto ningún día, solo
guardó silencio, le bastó
ver ese ser tan angelical,
emanando tanta pureza y bondad,
entonces el conejo le manifestó que regresaría a su bosque con los suyos. Que había sido muy
grato haber compartido con ella, todo
ese tiempo y que había aprendido muchas cosas, el pequeño roedor dio unas
vueltas, y partió.
La cabra
subió al monte donde solía pasar la
mayor parte de su tiempo, y desde allí
vio como el conejo se alejaba entre los arbustos, entre matorrales zigzagueando en las yerbas o
flores silvestres, corriendo de salto en
salto, en busca de su destino.
La cabra se
quedó en el monte, hasta que la imagen del pequeño conejo se perdió en la
lejanía entre yerbas y arbustos, luego llegó la noche, volvió a su
corral, en la espera de un nuevo día, un nuevo amanecer, una nueva esperanza.
EL
RATÒN Y LA LIEBRE
Estaba el ratón
y su señora esposa la ratona con sus hijos en la cueva que quedaba a un
costado del bosque, habían estado muy
ocupado con la nueva camada por lo cual
no se percataron que su vecina que vivía
en otra cueva muy cerca, era nada menos
que una liebre, considerando que su
morada mucho más protegida por frondosos
arbustos. Ellos no sabían quién
habitaba, un día se turnaron para
descubrir quién vivía allí, no podían
exponerse, podría ser algún depredador, como el zorro o una Chinchilla, o lechuza, incluso una culebra.
Una tarde ya casi de noche vieron salir de la
hermosa cueva una liebre, esbelta para ellos, que eran mucho mas pequeños,
elegante en su caminar y muy arrogante.
El ratón se dijo: Que orejas tan hermosas y grandes
tiene y ese rabo que es como una mota de lana como un adorno o un prendedor, de todos modos se alegró que su vecina
fuera una liebre y no un depredador, a
la vez pensó. Yo con esta enorme cola sin ninguna gracia.
Su pelaje
largo y sedoso, su caminar tan armonioso
y yo como si me arrastrara por el suelo. Comiendo porquerías mientras ella
disfruta las dulces hojas, flores tallos perfumados y sabrosos.
La ira del ratón era insostenible sus ratitas ya más crecidas captaron
las diferencia entre sus padres y la liebre,
el que las azuzó para molestar a
tan diligente roedor como era la vecina que tenían y salía de noche a correr
por los prados del bosque, cogía los mejores alimentos y en el día se hospedaba
en su guarida que ella misma se había construido, donde dormía plácidamente, poco a poco empezó a
constatar que su refugio cada día estaba
más sucio, incluso a veces ni siquiera podía entrar, ya sea con tierra o basura que le impedía el
ingreso a su morada.
Entones la libre
inteligente mente se introdujo en el bosque y busco un lugar muy apropiada para
su gusto y allí empezó a rasgar la tierra haciendo una cueva a su altura y
prestancia.
Esta familia de ratones no se percató que su vecina ya no moraba allí.
Un día un gato montés pasó por esos lados, lo
sorprendió la lluvia, rápidamente bajó
del árbol en que se encontraba para guarecerse bajo algún matorral, encontrando entre un basural
una enorme cueva, como llovía torrencialmente pasó la noche allí, con el grato
olor a libre que, al gato montes le
apetecía tanto, al amanecer cesó la lluvia.
Las ratas
impacientes porque en varios días no
habían visto a su vecina la liebre, el
ratón azuzó a uno de sus ratoncitos que
era más pequeño, para que fuera a mirar en la cueva de la liebre. Así fue que
el pequeño roedor se arrastró hasta la cueva vecina, observando un montón de pelo enrollado, que
por lógica para él sería la liebre que estaba durmiendo, como esta era un
roedor inofensivo se acerco sigilosamente, pero como no era la liebre que
dormía allí, sino el gato montés. Este ultimo al olfatear ese olor tan
característico para el, su bocado preferido se dio la media vuelta y con un
salto de felino se comió al pequeño
ratoncito.
Como el
pequeño ratoncito no regresaba el
padre envió a un segundo de su camada
pero la ratona más prudente como todas las madres le manifestó, no lo
mandara ni vayas tu le dijo,
Dejen a esa
liebre tranquila, ella nada nos hace a
nosotros y es también un roedor como nosotros.
Sí,
contestó el ratón, pero es más
grande más hermosa y más inteligente
y se cree la dueña del bosque, el ratón muy ofuscado por estas conclusiones
le contesto a su esposa la ratona lleno
de ira. ¡La odio! ¡La odio! Se repetía.
El odio no es bueno para nadie le manifestó su señora ratona,
El ratoncito igual que el anterior fue hasta la
cueva vecina el gato montes se encargó
de saborearlo en un segundo, satisfecho siguió durmiendo
Luego como el segundo hijo de esta camada no regresaba
fue el tercero. También al ver un rollo
de pelo pensando en la liebre se acercó igual que sus hermanos anteriores y fue también devorado por el gato montés lo
mismo pasó con el cuarto ninguno de los ratoncitos regresaron.
El ratón furioso se paseaba de un lado a otro dentro
de la cueva. Su esposa la ratona estaba
muy preocupada por el no regreso de sus
crías, colmado de ira, el furioso ratón
que no se contenía en su rabia, al llegar la noche no resistió más y Salió, encaminándose a la cueva vecina, él no sabia todo lo que
había pasado.
La liebre
había emigrado a otros rumbos y el gato montés
por la lluvia había pernoctado
allí por una noche, teniendo la
oportunidad de un gran banquete con las cuatro ratitas.
El gato
montés decidió salir, justo se
encontró frente a frente con el ofuscado
ratón.
La señora
ratona muy triste se quedo en su cueva sin que nadie la molestara, en espera de
una próxima camada con mejor fin. Y la liebre fue muy feliz en su nueva morada.
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